Cybersecurity in banking

El cibercrimen cuesta a las empresas de todo el mundo un total de 450.000 millones de dólares al año, coste que se ha visto incrementado un 200% en los últimos cinco años; según estudios publicados recientemente. Buena parte de la responsabilidad de esta aceleración recae en el mundo hiperconectado en el que hoy vivimos, donde los ciberdelincuentes han visto multiplicadas sus posibilidades.

Precisamente, el sector financiero en España es el que más ataques de fraude online recibe del mundo, solo superado por EE UU y Reino Unido. Aunque el fraude online es la mayor amenaza, ataques a la marca y a su reputación y aquellos que afectan a la actividad normal del negocio amplían el potencial de la ciberdelincuencia, capaz de alcanzar ya hasta las grandes infraestructuras operativas de las entidades.

El mercado tecnológico ayuda a las empresas en su protección en la red con herramientas que emplean el poder del Big Data, el alto rendimiento y el análisis predictivo en tiempo real para evaluar de forma proactiva los riesgos de seguridad. Estas plataformas se integran de forma subyacente en las organizaciones, utilizando, complementando y conectando las infraestructuras de seguridad independientes ya existentes, enriqueciendo así los datos de la red.

No es que el bancario sea un sector desprotegido. A pesar de las amenazas, es uno de los mejor preparados para enfrentarlas dada su experiencia en proteger sus activos y su amplio conocimiento de las posibilidad que ofrece analytics para, por ejemplo, profundizar en el conocimiento del cliente o valorar los riesgos, entre otros.  Lo que es una realidad es que la rápida diversificación y sofisticación de las amenazas suponen un reto en la tarea de estar al día de los últimos avances en ciberseguridad, por lo que no cabe duda de que la lucha contra el ataque online en el ámbito financiero es pieza fundamental para el éxito de la trasformación digital de la banca, lucha que consideramos debe ser afrontada de forma más ágil y resolutiva. La tecnología es, para ello, su mejor aliado.

Gracias a la aplicación de técnicas avanzadas e innovadoras de análisis de comportamiento via machine learning, es posible controlar de manera integral todas las conexiones, interacciones y relaciones entre los activos de la red. De esta forma, las entidades bancarias pueden detectar lo que se considera ‘normal’ y lo que debe ser analizado como conducta irregular, lo que posibilita de detección de alertas ‘reales’ en el momento en el que se produce el ataque. Además, al conocer cómo deben funcionar los dispositivos de cada sistema, se pueden reconocer y dar prioridad a potenciales incidencias para su investigación, para ello es imprescindible que la analítica se realice en tiempo real,  única manera de evitar que la actividad anómala acabe en un ataque.

El paso inicial sería dotar a las entidades de una infraestructura de datos optimizada. A partir de ahí las soluciones de ciberseguridad basadas en analítica en tiempo real pueden ayudar a la entidad no solo en  la detección temprana de amenazas, la prevención o la respuesta inmediata a ataques, sino que además, permite a las entidades financieras estar al día de la evolución de las amenazas cibernéticas, ejercicio obligatorio para una defensa completa y constantemente eficaz.

Los bancos pueden y deben convertir sus sistemas internos en verdaderas plataformas de inteligencia de seguridad y desarrollar su conocimiento sobre ciberamenazas al mismo ritmo que éstas evolucionan. Sólo así tomarán una posición proactiva en ciberseguridad en su transformación digital, lo que les llevará, inevitablemente, a blindar aún mejor cuentas de resultados y reputación y a garantizar la continuidad del negocio.

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